miércoles, 3 de marzo de 2010

El deseo.

Te bajas del auto que te llevo desde la terminal a la direccion que te habia pasado tu prima por telefono la ultima vez que hablaste con ella antes de cruzar el charco, le agradeces al chofer que con toda su tonada te contaba que su paisito estaba bien, que estaba mas feliz, con mas ganas. Le pagas, le volves a agradecer mientras te ayuda a bajar el bolso del baul, no es muy grande, vos sola podias, pero Jose insistio y vos pensas que ese gesto avecina un receso de la rutina maravilloso. Te saluda y te desea buena estadia. Te quedas mirando como las luces rojas del automovil desaparecen en la espesura de la noche y cuando desaparecen por completo es cuando te das cuenta de que estas ahi, al fin, en medio de la calle de arena, sin ruidos a ciudad, sin luces de cuidad, solo el de las estrellas, que son millones, no queres hacer ni el intento de contarlas mas que nada por miedo a que se ofendan, entonces miras, respiras tan hondo que pensas que el aire salado va a matarte, pero por el contrario, te llena de vida. Volves en si, y miras que la casa esta a unos 20 metros de donde estas parada, la distinguis, solo por el foquito en la entrada y la hamaca paraguaya colgada de los arboles que se mece con el viento de la noche. Caminas, casi como corriendo, llegas, buscas la llave en la tercera maceta empezando desde la izquierda y abris la puerta, prendes la luz, y te sentis tan comoda, tan bien de estar alli que soltas el bolso, recorres, buscas la puerta del fondo la abris, y alli esta, es el mar, es la arena, es el viento, es el ruido a las olas rompiendo en la orilla, es algunas voces lejanas, pescadores tal vez, no importa, es. No atinas ni un segundo, te calzas las ojotas, te arremangas el pantalon, y corres, te sonreis como con verguenza por haberte olvidado de que caminar en la arena es mas dificil pero mas sano, te cuesta,te hundis, y sentis el frio de la noche, la frescura del mar, pero seguis, paso a paso hasta alcanzar el premio mayor: meter los pies en el agua, sentir la espuna que rompe las burbujas en tus pies, sentir como la arena se vuelve amiga y te permite fundirte con ella mientas ola tras ola lavan el cansancio, las tristezas. Sin darte cuenta, otra vez, estas de cara al mar, es de noche, pero ves, ves mas que nunca, porque ese paisaje lo es todo, porque no te importa nada mas que estar ahi, y sin mas, te sentas, el mar te abraza y el tiempo se frena, la noche permanece y vos, vida.

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